Es momento para volver a retomar las aventuras del monje Tang y sus discípulos. El Demonio de Hueso Blanco sigue buscando la perdición de los viajeros, pero el Rey Mono no se deja engañar y desbarata una tras otra todas sus tretas.
Aunque la violencia late con fuerza en el fondo de la historia, la serenidad del dibujo, los amplios espacios blancos y la amplitud de los márgenes de la página hacen de la lectura una placentera experiencia.