Cuando hace algunas semanas apareció en esta bitácora un episodio de las aventuras de Dan-el y Tavane de Aba-Zulu y Natongo y Zulena de Tungelu prometí que los Hermanos de la Lanza volverían. Lo prometido es deuda, y las deudas hay que pagarlas. Hoy es tan buen momento como otro cualquiera para hacer honor a mi palabra.
En el principio de la aventura, una visión fantasmagórica ocupa casi por completo la primera plancha. Un grupo de jinetes galopa flotando en un mar de nubes. En un final simétrico, los jinetes se alejan de nuevo hacia el horizonte. Pero cuando les veíamos acercarse eran una orgullosa topa vencedora, y cada uno de ellos llevaba en su cabalgadura una cautiva arrancada de su hogar que se debatía intentando desasirse, mientras que ahora marchan derrotados y abatidos.
La violenta imagen inicial sufrió en la edición española la furia de la censura. Pero no es la violencia lo que molestó al censor. Esta vez no empleó la tijera, sino más bien la aguja y el dedal, como podemos comprobar comparando la versión española con la imagen original, que puede verse a la derecha (pulsando sobre ella aparecerá la página completa).
El dibujo es una delicada tarea de Jesse F. Santos.