Las Novelas Gráficas que la Editorial Dólar lanzó a finales de los años cincuenta fueron la ocasión para que una generación que había llegado tarde para asistir al nacimiento del tebeo de aventuras y las grandes series atrapara al vuelo muchas de aquellas históricas referencias de sus predecesores y conocieran de primera mano a algunos de los nuevos aventureros que con el tiempo llegarían a alcanzar niveles de atracción semejantes.
Aquella colección de libritos de cómic, las recordadas “diversas narraciones gráficas”, presentaban en los números iniciales de cada una de sus primeras series (las dedicadas a Rip Kirby, Ben Bolt y Julieta Jones) un ditirámbico texto que se hacía eco de las maravillas técnicas del siglo XX y su reflejo en la industria editorial, de la que Dólar se erigía como adelantada en España, con su procedimiento de “edicción” (sic), del que explicaba su mayor coste, aunque no olvidaba destacar lo ajustado del precio de aquellos libros (cuestión muy discutible desde el punto de vista del joven lector, siempre agobiado por problemas económicos y que comparaba las ¡ocho! pesetas en que se ponía cada ejemplar de aquellas maravillas editoriales con los cinco o seis reales que costaba un tebeo “normal” (por entonces ya se había dejado de contar en reales, y aquella clásica moneda no se acuñaba desde tiempos de Maricastaña. Sólo se mantenía –una curiosidad- la costumbre de los “dos reales”, la moneda de cincuenta céntimos agujereada que los caprichosos coleccionaban para remachar en los cinturones).
La mayoría de las series con las que se nutría la colección de Novelas Gráficas provenían de los cómics de prensa del King Features Syndicate, que aunque suene a cooperativa de defensa de los derechos laborales, se trata de una agencia de producción y distribución de material gráfico, principalmente cómics, chistes, caricaturas, pasatiempos y textos. Una de las excepciones fue el Superman de Wayne Boring, versión en tiras publicada en los periódicos cuya distribución en España consiguió Rollán para su editorial durante aquellos años. La primera intención, al parecer, fue integrar las historias del superhéroe de la capa roja en la Serie Amarilla junto a The Phantom, Mandrake y demás héroes de la King Features, y de hecho, en la relación de protagonistas de aquella serie se incluía al Kriptoniano, aunque sus aventuras merecieron desde el principio colección propia, la Serie Violeta.
La presentación que Dólar ofrece en el número 2 de la colección nos demuestra que los conocimientos del equipo editorial sobre el fenómeno del Hombre de Acero eran algo menos que limitados. Según este texto:
“Todos conocemos a Superman. Este personaje fue creado para la Televisión norteamericana, y sus películas pronto alcanzaron una fama extraordinaria…”.
El Superman de la prensa se nos muestra mucho menos “divertido” que su versión en comic book. Los periódicos los leían los adultos, y los comics de prensa, por principio, debían ser adecuados a una mentalidad menos infantil que las revistas. Si en algunos casos esto dio lugar a auténticas obras de arte, en personajes como el que nos ocupa, cuyo interés radica en elementos más cercanos al mundo del espectáculo que a la alta calidad literaria se prestaba a la desnaturalización de algunas series al trasplantarlas a las páginas de la prensa, en el mejor de los casos, y a la absoluta pérdida de cualquier interés en muchos otros.
En el caso de Superman, su trasvase al mundo de la prensa transformó sus aventuras de un modo sutil. Aun manteniendo sus líneas básicas, las historias se acercan más al realismo, en primer lugar por los dibujos de Wayne Boring, que realiza, en mi opinión, un trabajo de regular calidad, y en segundo lugar, por un cambio en las tramas que las hace menos cercanas al surrealismo que se había enseñoreado de los comic books.
Veamos, pues, la primera entrega de un número de Superman que en Dólar llevo el título de “El robot humano”, y en el que hizo su aparición Metalo, un hombre que sufre una insospechada transformación cuando un cirujano decide salvar su vida mediante una arriesgada operación.
Tenemos que abandonar aquí a nuestro amigo volador. En próximos días podremos conocer el final de esta aventura.
Quiero aprovechar para trasladaros dos mensajes, ambos de gran importancia para los aficionados al tebeo y el humor gráfico:
Tebeosfera, la revista web sobre historieta y humor gráfico, lanza una nueva entrega. Este número 6 tendrá un contenido variado, y hemos comenzado con artículos y reseñas sobre Massagran, los cómics de superhéroes al servicio de los Estados Unidos, El Juego de la Luna o El Diseño de lo Incorrecto; y con fichas tanto de autores como Laura P. Vernetti, Gabriel Vargas o Peter O’Donnell; así como de obras tales como Nosotros Somos Los Muertos, El toro blanco, Zeppelin, 11M. Once Miradas, Guadalajara será la tumba del fascismo, Patufet, Nuestra Guerra Civil, En Massagran, Modesty Blaise o la espectacular ficha de saga de El Capitán Trueno, entre muchas otras.
Rafael Ruiz Dávila,
Redactor Jefe de TEBEOSFERA
El PRIMER tebeo español: Dominguín.
Tebeosfera se enorgullece de presentar un hito en la historia de nuestros tebeos, la codiciada publicación Dominguín, cuya ficha hemos abordado tras meses de pesquisas y gracias al esfuerzo y el amor coleccionista de Jaume Bosch. Además Antonio Moreno y Francisco Álvarez han hecho posible disfrutar de esta histórica cabecera gracias a la creación de nuestro TEBEOVISOR, una aplicación que permite leer los 20 números de estos (y otros) tebeos casi imposibles de localizar desde la pantalla del ordenador, on line, y completamente gratis. Una entrada y una herramienta que será clave en el trabajo de los investigadores de la historieta tanto en nuestro país, como fuera de él.
La información, más detallada, en TEBEOSBLOG.
Rafael Ruiz Dávila,
Redactor Jefe de TEBEOSFERA
http://tebeosfera.com